martes, 26 de enero de 2016

DÍA DE REYES



Y ya por fin, que se ha hecho esperar, el día de reyes, lo más esperado por todos los peques y los mayores. La verdad, es que después de la gran experiencia de Papá Noel estábamos todos muy emocionados por cómo iba a vivir Jimena estos dos días de nervios constantes y regalos sorpresa, ya que como os comenté no le hizo ningún caso a los catálogos, y cuando fuimos al centro comercial a ver las cosas, le hizo un poco más de caso, pero tampoco nada extraordinario.

Y tengo que decir, a modo de anticipo, que fue genial, es imposible decirlo con otra palabra, ahora os contaré todo, pero la verdad es que fue muchísimo mejor de lo que hubiésemos podido imaginar, y es que vimos muchísima ilusión en los ojos de Jimena con algo que no podía ver ni tocar, por la preparación y por la anticipación, y creo que es la primera vez que vemos algo así.

Desde que paso año nuevo estuvimos anticipando que iban a venir los reyes magos, que le traerían lo que había pedido en su carta, y como siempre, sin tener muy claro si estaba entendiendo lo que se acercaba, creemos que después de la mañana de navidad ya un poco se imaginaba por donde iban los tiros, pero los días de antes, la verdad es que tampoco notamos nada en ella. Pero tampoco quisimos insistir mucho, es mejor que las cosas surjan, y vaya si surgieron….

La mañana del día 5 fuimos a un acto en el que primero les contaban unos cuentos y unas canciones y después los reyes magos les daban un regalo, bueno… pues durante los cuentos los niños se sentaban en el escenario para participar y colaborar en los cuentos, y Jimena no solo se sentó en el escenario junto al resto de niños, sino que una de las veces que pidieron voluntarios para el cuento que estaban contando se ofreció voluntaria ella y a su prima, la agarró de la mano y se la llevó a rastras con ella, y les dijeron que el protagonista del cuento les pidió a los niños que fuesen a recoger flores, piedras, ramas… y ellas cogieron, se fueron al borde del escenario y se pusieron a recoger cosas imaginarias y a llevárselas. Viva la imaginación y el juego simbólico.



Cuando terminaron los cuentos les mandaron a todos con los padres al patio de butacas a esperar a que sus majestades los reyes magos de oriente llegaran al salón. Y ahí empezamos a ver los nervios por lo que iba a pasar, Jimena estaba expectante y no era capaz de aguantar sentada, quería ver todo lo que pasaba a su alrededor, y sobre todo hacia la puerta para ver quien llegaba. Y cuando entraron los reyes se puso muy contenta a saludarles y a lanzarles besos, si no la sujetamos creo que se hubiese ido a cogerles de la mano.


Después los reyes se sentaron y empezaron a llamar a los niños para darles sus regalos, y a Jimena se le hizo eterna la espera, y eso que fue de las primeras, estaba muy pendiente, y cuando escuchó su nombre salió corriendo hacia el rey que tenía su regalo, teniendo en cuenta que el año anterior en ese mismo acto tuve que subirla yo en brazos mientras lloraba porque no quería acercarse… pues el cambio ha sido espectacular. Cuando estuvo cerca miró al rey con muchísima curiosidad, cogió su regalo y se dejó hacer una foto con él, y después nos costó decirle varias veces que tenía que irse para que subiese otro niño, y es que estaba emocionadísima.



Esa tarde fue la cabalgata, que también intentamos que pudiese anticipar, así que fuimos con bastante tiempo de antelación, le explicamos lo que estábamos esperando, vio que había más gente, y fue viendo como la calle se llenaba. Y cuando empezó a ver gente disfrazada, animales y carrozas le encantó, les saludaba a todos, a los reyes cuando los vio pasar les lanzaba besos, y lo que más le gustó fue una carroza de la patrulla canina, y me diréis que como a todos los niños, y es cierto, como a todos, pero es que Jimena hasta entonces no había mostrado ningún interés especial en ellos y desde que los vio en la carroza le gustan mucho, quiere ver constantemente capítulos de esa serie, se sabe la canción, y te la canta cuando quiere que se los pongas en la televisión.



Ahora sí que teníamos claro que sabía quiénes eran esos famosos reyes magos que tanto le nombrábamos y empezamos a notar en ella la impaciencia y la expectación por saber que era lo siguiente que iba a pasar ese día.

Esa noche cenamos en casa de los bisabuelos, y allí, como su casa está cerca del recorrido de la cabalgata los reyes llegan por la noche, así que después de cenar, escuchamos unos ruidos en la terraza, y al salir se encontró un paquete con su nombre, y muy emocionada empezó a deletrearlo, estaba claro que definitivamente habíamos dejado atrás esos días en los que no quería saber nada de desenvolver un paquete cerrado. Después tocó el turno de casa de los tíos, que viven en el mismo edificio, y allí se repitió la ilusión.


Después vino la parte más complicada, explicarle que en casa de los abuelos los reyes magos vienen por la mañana, que mientras dormimos nos dejan los regalos y nos los encontramos cuando nos despertamos, eso le gustó un poco menos. Aunque le gustó mucho la idea de hacer todos los preparativos; fue por toda la casa recogiendo zapatos de todos para ponerlos debajo del árbol, nos ayudó a preparar una bandeja con turrón y licor para los reyes y un barreño con agua para los camellos, así que pensamos que lo había entendido, pero en ese momento, cogió y se sentó en el suelo entre el árbol y la mesa donde estaban la bandeja a esperar a los reyes magos. Ella quería conocerlos. Así que tuvimos que volverle a explicar que se tenía que ir a dormir, que si estaba despierta los reyes no paraban en casa. Y aunque al final conseguimos llevarla a la habitación nos costó muchísimo que se durmiese, estaba muy muy nerviosa, aunque esta vez sin nada de ansiedad ni estereotipias, nerviosa como cualquier otro niño en la noche de reyes. Un regalo para nuestros ojos. 

Y llegó la mañana de reyes, Jimena se despertó con muchas ganas, pero a la vez con un poquito de miedo de asomarse al salón, la primera vez entró en brazos, pero en cuanto vio que el salón estaba lleno de paquete fue corriendo a despertar a todos los que estaban en casa. Y lo primero que hizo cuando entramos todos juntos al salón fue buscar los paquetes que tenían su nombre, y alucinó cuando vio un paquete muy grande que ponía Jimena, los demás enseguida vimos por la forma que era una bicicleta, pero ella, que todavía no tiene esa picardía estaba entusiasmada con ese paquete, el más grande que llevaba su nombre, y que por mantener el misterio le dijimos que era el último.


 

Y de nuevo, igual que en navidad, nos demostró que es capaz de esperar pacientemente, bueno…. Metiéndonos un poco de prisa, pero dentro de lo normal, que es capaz de esperar su turno y ver que tenemos los demás de regalo y, sobre todo, que es capaz de disfrutar y vivir al máximo el día más bonito de la navidad, al menos para mí, y creo que lo mismo en cualquier casa que haya niños pequeños.

Jugó con todos sus regalos, aunque desde el primer momento tuvo sus favoritos, pero los probó todos, y a lo largo de los siguientes días fue teniendo un gran momento con cada uno de ellos. 

El único momento de más rigidez que vimos fue con el regalo que más le gustó, una rampa para coches, que traía dos coches y que cada vez bajaban por una rampa distinta de tres que tenía, pues ella tenía que jugar siempre con el coche azul, que ese coche fuese por delante del otro y además que siempre bajase por la misma rampa. Pero bueno… enseguida conseguimos razonar con ella y que esa pequeña manía se quedase en eso, ahora ya juega con los dos coches, a veces hasta nos deja el azul a nosotros, y los coches bajan por la rampa que toca. 



Tengo que contaros un gran secreto que descubrí esa mañana, los reyes magos no solo existen, sino que además leen mi blog, porque han colaborado enormemente a que las montañas de ropa por planchar bajen un poco con un super centro de planchado, que no sé cómo he podido vivir sin él hasta ahora, y una aspiradora que espero que consiga que el polvo no sea tan evidente. Ya os contaré si lo conseguimos.

De momento, nos quedamos con lo más grande de las navidades, el gran avance de Jimena, los muchísimos cambios que hemos notado en estos meses, y lo bien que ha vuelto de las vacaciones. Ha ampliado muchísimo su vocabulario e incluso te mira más y te mantiene más tiempo la mirada. Siempre dando pasos, pequeños o grandes, pero siempre hacia delante para que nuestro viaje continúe.

domingo, 17 de enero de 2016

NOCHEVIEJA Y AÑO NUEVO



Y después llegó Nochevieja, esos días y hasta después de Reyes los pasamos en casa de mis padres, allí Jimena es la única nieta, así que es la niña de la casa. Cuando estamos allí no nos hace ni caso, literalmente, es entrar por la puerta y solo existe su “abu”, lo cual está bien, porque también podemos desconectar un poco, salir un rato sin niña sabiendo que ella está contenta y en las mejores manos… pero hay veces que te gustaría decirle, “hola, no sé si te acuerdas de mí, soy tu madre”, sobre todo al final, porque cuando llevas unos cuantos días ha interiorizado muy bien eso de tomar el pelo a la “abu” y pensar que puede tomárselo a todo el mundo, incluidos nosotros, que nos toca hacer el papel de malos y no dejarnos embaucar, porque a mi madre ese papel no le sale. Y claro, pues si nosotros le decimos que no, y la “abu” que si… ¿a que no adivináis a quien se va a pedirle todo?

Bueno, que me desvío del tema, estábamos en Nochevieja, y lo mismo que en Nochebuena intentamos anticipar con Jimena todo lo posible, con el cuento, y haciendo las cosas con tiempo, pusimos la mesa pronto, para que se diese cuenta que íbamos a ser muchos, nos vio en la preparación de la cena, y se vistió de fiesta, la verdad es que estaba muy contenta.



En un principio, como por mi parte de niños solo están ella y una prima de su edad, contamos con que cenaran con nosotros, pero enseguida nos dimos cuenta de la locura que eso era, primero, porque no iban a cenar lo mismo que nosotros, segundo porque no iban a tardar en cenar ni de lejos lo mismo que nosotros, y tercero, porque con la casa llena de gente, el jaleo de esa noche, y que no iban a ser el centro de atención para ellas iba a ser mucho mejor cenar antes, rápido y tranquilas y después mientras cenábamos nosotros poder jugar o ver dibujos. 

Y así en teoría eso estaba muy bien, cenaron en la mesa que estaba muy bonita y preparada para la ocasión y después se fueron a jugar, y al principio la cosa estuvo tranquila, porque se sentaron en el suelo, al lado de la mesa que les preparamos unos juegos; pero después se empezaron a animar, entendiendo por animar ponerse nerviosas y liarla parda. Empezaron a correr alrededor de la mesa, a pasar por debajo entre los pies de todos los que estábamos, a saltar en los sillones…. Y el problema es que Jimena, cuando se junta con la prima, que es un poco nerviosa quiere seguir su ritmo, entonces se empieza a poner nerviosa y a subir su nivel de ansiedad. 



Y ese día con el jaleo, con la cena, con recoger a tiempo, con preparar las uvas antes de las campanadas, pues la verdad es que las dejamos ir subiendo el nivel hasta un punto que otras veces no les hubiéramos dejado, hasta el punto en el que Jimena estaba totalmente descontrolada, y me la tuve que llevar, esta vez a la fuerza, a nuestra habitación a relajarla y sacarla de esa cantidad de estímulos.

Y digo a la fuerza, porque tuve que agarrarla en brazos y llevármela pataleando, lo que casi nunca pasa, porque como ya os conté la experiencia de nochebuena, lo normal es que cuando la dices de irse a la habitación a relajarse siempre le parece bien o incluso lo pide ella, pero esta vez ya estaba en el punto en el que no razonaba; pero en menos de un minuto de estar las dos solas en la habitación se le pasó y empezamos a hacer juego estructurado, que es lo que más la relaja, nos sentamos las dos en el suelo, ella sentada sobre mis piernas y empezó a jugar con unas figuritas, las puso en fila y después hacían todas le mismo recorrido, primero lo hizo ella con dos figuras seguido y después me dio la tercera para que lo hiciese yo. 

Después de estar unos minutos así, cuando vi que ya estaba relajada y me escuchaba lo que le decía la pregunté si quería salir con todos, que iban a poner en la televisión las campanadas y que había que tomarse las uvas, la primera vez me dijo que no, y seguimos jugando, así que la verdad es que yo pensaba que nos habríamos perdido las campanadas, porque aunque no tenía muy claro que hora era debía de ser más o menos en ese momento, tampoco es que me importase mucho, pero bueno, sobre todo porque los demás viesen que la niña estaba bien, y que estuviesen tranquilos.

Cuando se lo pregunté por segunda vez, si quería que saliésemos con todos, me dijo que si, y cuando salimos por la puerta me dijo mi madre que faltaba un minuto (y yo que pensaba que el jaleo se habría pasado ya), así que tuve que tomar una decisión rápida sobre lo que hacer, según mi hermana, fue montar un numerito, según yo, fue ahorrarle un jaleo que no iba a saber de dónde le venía, que no tenía tiempo de prepararla ni anticiparle y sobre todo que podía volver a ponerle nerviosa y en un nivel de ansiedad igual de alto que unos minutos atrás. Así que me fui a otra habitación, con nuestros vasitos con 12 gominolas, (a mí no me gustan las uvas, y a Jimena no me había dado tiempo a pelárselas y cortárselas), y se nos unió la otra peque de la casa, y vimos las tres sentadas en el suelo las campanadas con Pocoyó en el canal de los dibujos animados.

Sé que ella no entendió lo que significaba eso, no tengo muy claro ni siquiera si disfrutó la experiencia, pero lo que si tengo claro, es que lo volvería a hacer, porque creo que haber metido a Jimena en ese momento al salón con quince personas de pie, tomando uvas mientras miran la tele, dando saltos y felicitándose el año nuevo, la hubiese alterado muchísimo. De hecho, después dejó que todos la diesen besos, que los abuelos la cogiesen un poquito en brazos, pero enseguida nos pidió irse a la cama.

Y allí descubrió otra de las novedades de las fiestas, los petardos, después del rato que llevaba, que ya estaba nerviosa, y quería que me tumbase a su lado y la abrazara, de repente empezaron a escucharse las explosiones de los petardos, y la pobre, me miraba y me decía “edo” (miedo) y a meter la cabeza debajo de la almohada. Menos mal que del propio agotamiento que llevaba se durmió muy rápido.

Al día siguiente menos mal que volvió un poco la calma, estábamos solos con los abuelos, la bisabuela y los tíos, vamos como cualquier domingo cuando nos juntamos, así que para ella era todo más conocido y más rutina, así que estuvo mucho más tranquila. Lo que decía, que ella no sabe que es un día distinto y tampoco lo necesita, ya tendrá años por delante para saber lo que es fin de año.

Lo más divertido, que por la mañana al despertarse estuvimos viendo un ratito del concierto de año nuevo, y fue divertidísimo estar con los tíos y la “abu” dando palmas con la marcha Radetzky, es algo que me encantó, y espero poder repetir muchos años con ella.

Y ya nos toca esperar a que vengan sus majestades los Reyes magos de Oriente, algo que llevó mucho mejor que fin de año y que estoy deseando contaros.

lunes, 11 de enero de 2016

NOCHEBUENA Y NAVIDAD

          Al final, como me temía me ha pillado el toro, y os voy a tener que terminar de contar las navidades después de que haya pasado todo el jaleo. Ya sé que lo ideal habría sido ir contándolo según iban sucediendo las cosas, sobre todo por ponernos en contexto. Espero que me perdonéis, pero estos días la protagonista era Jimena, y apenas he podido sacar algún rato libre y de esos pocos ratos prácticamente ninguno lo he podido dedicar a escribir. Pero estando la peque en casa cada minuto es de trabajo y de disfrute con ella, y pensar en ponerme yo sola en el ordenador... pues como que no me apetecía, así que voy a intentar terminar de contaros todo en esta semana, para después poder retomar nuestra historia y nuestro trabajo diario.

          Al vivir lejos de la familia pasamos las fiestas repartidos en las casas de los abuelos, la Nochebuena y Navidad la pasamos en casa de los padres de Andrés, nos juntamos allí toda la familia, y ya somos diecinueve, así que intentamos anticiparle todo lo posible la situación para que no se agobie cuando la casa se empieza a llenar de gente, llevamos nuestra carpeta de comunicación (esa de la que prometí hablaros y aún no lo he hecho, pero lo haré) con las fotos de todos los tíos y primos, y los vamos nombrando y poniendo en la primera página según van llegando. Aunque la verdad, es que este año, apenas hemos tenido que usarla, y es que Jimena está deseando ver a sus primos y juntarse con ellos a jugar, así que apenas se ha agobiado al ver la casa tan llena.    
         
        Si ha tenido algún momento de agobio,  no lo vamos a negar, pero ha sabido gestionarlo muy bien, algunas veces incluso ella sola. Cuando veíamos que su nivel de ansiedad empezaba a dispararse, a ponerse nerviosa y a correr de un lado a otro la ofrecíamos ir un ratito a nuestra habitación y poner música o dibujos en la tablet, la dejabamos elegir a ella, porque no queremos que piense que la castigamos y la apartamos de sus juegos o sus primos, sino que es una opción que tiene si se siente mal o nerviosa, y sobre todo dejamos que sea ella la que gestiona la actividad una vez que está sola y empieza a relajarse, ella decide lo que quiere ver, o si en vez de ver la tablet quiere un cuento o jugar sola o con nosotros, y sobre todo la dejamos decidir el tiempo, y cuando ella misma se siente mejor y quiere dejar esta actividad para volver al salón sabe que puede decir "a tá" (ya está) y que puede irse a donde quiera. Y como os decía, incluso alguna vez ha sido ella la que nos ha venido a buscar y nos ha dicho "a-et" (tablet), para hacernos saber que quería irse un rato a la habitación ella sola. Esos ratitos la calmaban, la regulaban y la llenaban de energía para seguir jugando con los primos.

          Las comidas de estos días, aunque son un poco más especiales tampoco son excesivamente diferentes de la rutina de todos los días, por lo que no le causan ningún problema, ella está acostumbrada a que cuando vamos a casa de los abuelos come con los primos, (como somos tantos hacemos dos turnos para comer) y este año nos ha sorprendido queriendo hacer ella muchas cosas sola. Ha empezado a utilizar el cuchillo, que como son infantiles no cortan, hacen poco más que aplastar, pero a ella le encanta tener su cuchillo con sus cubiertos, y aunque siempre ha ayudado comiendo algunas cosas sola, siempre se cansaba y tenías que dárselo, y estos días quería comer todo ella sola, así que hemos visto un gran avance en su autonomía.

          Aunque le hemos contado muchas veces quien es Papá Noel, y que viene la noche de Nochebuena a casa a dejarnos regalos, creo que todavía no lo había entendido, así que esa noche durmió tranquilamente como cualquier otra noche, no sabía lo que iba a ocurrir, y por la mañana se despertó tranquilamente, y cuando le dijimos que había que ir al salón a ver si Papá Noel había venido, no sé que se esperaba, igual que hubiese alguien allí, porque entró mirando hacia arriba, hasta que le señalamos los regalos. En ese momento le cambió la cara, y una gran sonrisa se dibujó en sus labios, creo que ahí fue cuando cobró sentido todos los cuentos e historias que le habíamos contado sobre un señor vestido de rojo que venía por la noche a dejar juguetes a los niños que habían sido buenos, y al que le habíamos escrito una carta diciéndole lo que queríamos.


 

          Hasta este año hemos tenido un problema con los regalos, y es que a Jimena no le llamaba nada la atención un paquete envuelto, para ella no significaba nada, así que otros años, para llamar su atención sus regalos estaban sin envolver, solo con un lazo y una foto suya pegada para que supiese que eran de ella, pero a lo largo de este año ha descubierto la emoción de quitar el papel a un regalo envuelto, y si a eso le sumamos que sabe como se escribe su nombre... pues se puso como loca a mirar todos los paquetes que había en el salón hasta encontrar los que llevaban su nombre escrito y su foto pegada.

          Y entonces hicimos un gran ejercicio de autocontrol, había que esperar a que los primos que no duermen en casa de los abuelos llegasen para abrir los regalos todos juntos. Lo de esperar a que llegasen todos lo entendió rápido, no le importaba esperar, abrazada a sus regalos. Pero eso de dejarlos ahí para ir a la cocina a desayunar.... eso ya fue más complicado, aunque al final la campeona lo consiguió y pudo desayunar mientras esperábamos.

          Y cuando llegaron los primos empezó la locura, ahí si que no había que esperar más. Aunque tengo que admitir que lo hizo genial, no se agobió con el jaleo ni con tanto paquete ni tanto papel. Nos juntamos todos en el salón y empezaron a abrir los regalos, empezamos por la más pequeña, que es una primita de Jimena, y seguimos así hasta el más mayor, Jimena es la segunda más pequeña, así que no tuvo que esperar mucho para empezar, y cada ronda abría un regalo de los tres que recibió de Papá Noel. Lo abría con emoción, lo miraba con curiosidad, y esperaba pacientemente a que todos los primos abriesen un regalo para abrir ella el siguiente. Vamos, todavía tengo que ver las fotos para creerlo.


          Y una vez abierto todo, cada uno se fue con su regalo, los más mayores a probarse la ropa, y los más pequeños a abrir cada caja y probar sus juguetes. Jimena recibió una caja de maquillaje, ha pasado de no dejar que nadie le toque la cara a encantarle ir pintada, así que se puso la cara de colores, y nos la puso a alguno de los mayores. También tuvo una caja de manualidad para hacer figuras con maiz, le gustó mucho, y ya hemos hecho varias figuras, le puede la impaciencia, y moja demasiado las piezas, pero poco a poco vamos viendo resultados, y le gusta saber que lo ha hecho ella.

 


         Y por último, un juego que se llama, yo aprendo a leer, y le encantó, es un maletín con muchas letras, y fichas troqueladas para formar palabras, como Jimena está ahora como loca aprendiendo las letras le vuelve loca tener tantas letras a su disposición, y como siempre, nos deja totalmente sorprendidos, porque en este juego ha sido donde ha visto por primera vez la letra "quequis" (X) y no paró hasta que le enseñamos una palabra donde se usara, menos mal que una de las fichas es de medios de transporte y venía un TAXI.

 

          Los días que pasamos con los primos en casa de los abuenos fueron geniales, Jimena disfrutó muchísimo, jugó con todos ellos, ganó muchísima autonomía, porque cuando está con los primos no quiere pedirnos ayuda, así que se las consigue apañar como puede. Aprendió muchísimo y nos sorprendió con muchos de sus aprendizajes. Fue una gran dosis de energía, teniendo en cuenta que otros años nos ha costado mucho más adaptarnos a tantos cambios.